martes, 14 de enero de 2014

Nemrut Dagi: La tumba perdida de Antioco



Durante casi un siglo la búsqueda de la tumba del rey Antíoco ha cautivado a exploradores y arqueólogos, atraídos por la idea de encontrar lo que sería un hallazgo espectacular. Tan espectacular como las gigantescas cabezas que yacen desperdigadas en la cima de esta monumental montaña de rocas al sur de la actual Turquía. Nemrut Dagi es uno de esos lugares mágicos, un extraordinario yacimiento que guarda uno de los enigmas históricos más fascinantes: el santuario funerario del rey Antíoco, el soberano de una civilización perdida que debió gozar de gran poder y riqueza en la antigüedad.

Antíoco I Theos Dikaios Epífanes Filorhomaios Filoheleno (86−38 a. C.) fue un rey de una zona del este de la actual Turquía, que gobernó entre el 70 a. C. y el 38 a. C.). También es conocido como Antíoco I Theos de Comagene o Antíoco I. Fue el rey más conocido de Comagene. о Αντίοχος Θεός Δίκαιος Επιφανής Φιλορωμαίος Φιλέλλην (en griego). 

Las ruinas del túmulo funerario de Antíoco Theos, situadas en la cima del monte Nemrut, entraron en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1987. Antíoco I fue probablemente el único hijo del rey Mitrídates I Calínico y la reina Laodice VII Thea de Comagene. La ascendencia de Antíoco era mitad armenia y mitad griega.1 El padre de Antíoco, Mitrídates, era hijo del rey de Comagene Sames II Teosebes Dikaios, aunque se desconoce quién fue su madre. El linaje de Mitrídates lo relacionaba directamente con los reyes del Imperio parto y, de acuerdo con los hallazgos arqueológicos del monte Nemrut, también era descendiente del rey Darío I el Grande. 

Por su parte, la madre de Antíoco, Laodice VII Thea, fue una princesa greco-siria del Imperio seléucida. El padre de Laodice fue el rey greco-sirio Antíoco VIII Grifo, mientras que su madre fue la princesa griega ptolemaica y posterior reina siria Trifena (véase Cleopatra VI). De esta forma, Antíoco era descendiente directo del primer rey greco-sirio, Seleuco I Nicátor, el primer faraón griego de Egipto, Ptolomeo I Sóter, el rey griego Antígono I Monóftalmos, el rey griego Lisímaco de Tracia y el rey griego Antípatro de Macedonia. Todos ellos habían servido como generales bajo el reinado del rey macedonio Alejandro Magno. El matrimonio de los padres de Antíoco formó parte de una alianza de paz entre sus reinos, mientras que su padre había abrazado la cultura griega. Se conoce poco de su juventud. Cuando su padre murió, en el año 70 a. C., Antíoco lo sucedió en el trono. 

Se desconoce el nombre de la mujer de Antíoco. Sin embargo, se sabe que tuvieron tres descendientes: un hijo, Mitrídates II de Comagene, que sucedió a Antíoco cuando murió en el año 38 a. C.; otro hijo, Antíoco II de Comagene, quien murió asesinado según las órdenes del emperador Augusto en el año 29 a. C.; y una hija (cuyo nombre se desconoce), que se casó con el rey Orodes II de Partia. 

Mientras la República romana se anexionaba territorios en Anatolia gracias a una diplomacia muy hábil, Antíoco fue capaz de mantener la independencia de Comagene. El nombre de Antíoco se menciona por primera vez en el año 69 a. C., cuando el general Lucio Licinio Luculo llevó a cabo la campaña contra el rey armenio Tigranes II el Grande. 

Antíoco firmó la paz con el general Pompeyo en el año 64 a. C., cuando éste invadió Siria. Antíoco y Pompeyo se convirtieron en aliados. Cuando Marcus Tullius Cicero era procónsul de Cilicia, en el año 51 a. C., Antíoco le proporcionó información sobre los movimientos de los partos. Además, durante la guerra civil entre Julio César y Pompeyo, Antíoco ayudó a éste último proporcionándole soldados. 

En el año 38 a. C., un legado del triunviro Marco Antonio, Publio Ventidio Baso, tras vencer a los partos, quiso declarar la guerra contra Antíoco y su reino. Marco Antonio y Ventidio se sintieron atraídos por los tesoros y la riqueza de Comagene, pero cuando la declaración del cerco a Comanege y su capital, Samosata, era inminente, Antíoco firmó la paz con ambos. Antíoco es conocido por haber levantado el impresionante santuario religioso de Nemrut Dağ o Monte Nemrut.

Cuando Antíoco era rey, creó un auténtico culto real a sí mismo y se preparó para que lo adorasen tras su muerte. Para ello, Antíoco se inspiró en una forma helenizada del Zoroastrismo. Antíoco dejó numerosas inscripciones en griego que revelan numerosos aspectos de su religión y explican el propósito de sus acciones. En una inscripción, Antíoco sugiere que su tumba se coloque en un lugar elevado y sagrado, lejos de la gente y cerca de los dioses con los que se encuentra. Antíoco quería que se conservase su cuerpo para la eternidad. Los dioses a los que veneraba eran un sincretismo de diferentes deidades griegas y persas, algunas de las cuales eran personificaciones del Sol, la Luna y los planetas.

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